3 de febrero, fiesta de San Blas, Chulalai en Laguardia

by vallobera
10 meses ago
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Chulalai en San Blas

Tras una nevada a principios de enero mucho más suave de lo deseado para que en el campo (y en casa) no suframos la sequía de los últimos años, y a la espera de otra prevista para dentro de unos pocos días que esperamos cumpla nuestras expectativas, llega la primera festividad del año (exceptuando claro está la fase final de la Navidad con el Día de Reyes): San Blas.

La verdad que un servidor no conocía de esta fiesta más que el nombre, aun siendo muy típica en Laguardia y otras zonas del País Vasco, por lo que el trabajo de investigación previo ha sido indispensable para poder escribir estos párrafos.

Y, sinceramente, han aparecido varias sorpresas bastante curiosas que procederé a relatar. Eso sí, no sin antes contaros quién era el tal Blas, pues de mi «chapa» histórica mensual no se libra (ya que hablamos nuevamente de santos) ni Dios.

En primer lugar, no confundir con el Blas de Fórmula V, aunque la gente pueda salir también de esta fiesta con «unas cuantas copas de más». Así pues, ¿quién era este hombre tan pío que acabó siendo venerado como Santo? Pues parece ser que un médico armenio, obispo de Sebaste (actual Sivas, en Turquía) y eremita durante parte de su vida, que vivió entre los siglos III y IV.

Como sabemos, mala época para ser Cristiano pues las persecuciones por parte de los emperadores romanos se sucedían o detenían según quién estuviera en el poder. Finalmente, y tras ser torturado, fue decapitado en el año 316 durante el mandato del emperador Licinio.

No entraré en detalles escabrosos, pues como siempre digo el vino es alegría y tampoco es plan de estropearles su copa de Vallobera, pero sí en un hecho de justicia poética: Licinio, tras tentar mucho a la suerte con sus guerras civiles y ejecuciones, tuvo un fin similar al ser mandado ejecutar por el emperador Constantino el Grande.

Roscas de San Blas

Típicas roscas anisadas por San Blas

Hecho el resumen, realmente breve para no aburrir a los lectores, pasaremos a contar dos de las tradiciones de este día: el típico cordón para proteger nuestras gargantas y, estando nosotros en Laguardia, la “bajada” a Páganos. 

Por si alguien no conoce la primera tradición, extendida por toda la geografía española, la teoría dice que anudando un cordón bendecido en nuestras gargantas y quemándolo tras llevarlo puesto durante 9 días estaremos protegidos frente a las enfermedades que afectan a esa parte del cuerpo.

¿Por qué? Porque la tradición nos cuenta que curó a una joven con una espina en la garganta. Tras multiplicar panes y peces, convertir el agua en vino, resucitar a Lázaro… se ve que los poderes celestiales fueron menguando con el paso de los siglos.

Y menos mal, pues conociéndonos, tendríamos todos los ríos teñidos de rojo en nuestro país y a rebosar de nadadores, alguno recorriéndose el Ebro de arriba abajo solo por darle un sorbo más a tan preciado elixir. Ríanse ustedes de las largas distancias de David Meca o de las medallas olímpicas de Michael Phelps, en España no necesitaríamos coches para desplazarnos.

En segundo lugar, la “bajada” a Páganos. Resulta que en esta localidad tan cercana a Laguardia se realiza una procesión el día 3 de febrero, se baila el Chulalai (para que se hagan una idea, tiene la complejidad del “corro de la patata” añadiendo, en cierto momento, culetazos entre los bailarines) y se besa una reliquia del santo.

Pero no nos engañemos, una vez terminada la procesión, devotos y no devotos necesitamos reponer fuerzas. ¿Con qué? Pues pueden imaginarse que un 3 de febrero en Álava no es, o no debiera ser, precisamente cálido. Así que sopas de chorizo, rosquillas, bizcochos (por mucho que aquí se empeñen en llamarles hojaldres) y vino, mucho vino (incluso caliente) para entrar en calor, a lo que también ayuda el movimiento del baile.

Por añadir un último detalle, durante el baile se entona una canción que, viendo la estrofa que transcribo a continuación, debe estar escrita por algún habitante de Laguardia: 

Navaridas para brujas
Páganos para ladrones
Laguardia pa buenos mozos
y Elvillar pa borrachones.

Así que ya saben: recen, festejen y disfruten de San Blas o de cualquier otro santo y, si no son ustedes muy beatos, acérquense a Laguardia a tomar una copa de Vallobera para entrar en calor hasta que terminen los actos religiosos y bajen después para disfrutar de la comida y los bailes, que eso nos gusta a todos.

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