San Juan y San Pedro: fiestas patronales de Laguardia
Las temperaturas en ascenso, lento pero ascenso, y EL TILO aromatizando ya (quizá algo tempranamente) la entrada a Laguardia. ¿Qué significa esto? Que las fiestas patronales de nuestra medieval villa se encuentran a la vuelta de la esquina.
Desde el chupinazo del día 23 que marca el inicio, hasta el final representado por el entierro de la barrica el día 29, nuestros santos y, por supuesto, todo aquel que se acerque a Laguardia, podrán disfrutar de diferentes actividades como encierros, bailes tradicionales, verbenas, concursos gastronómicos… todo ello regado de buen vino y, también en este caso, de zurracapote, una bebida a base de vino aromatizado (canela, limón…) y azucarado. Un elixir de vida que aúna la energía del azúcar y la “vidilla” del etanol, permitiendo aguantar hasta altas horas de la madrugada durante estas jornadas de tanto ajetreo. Como dice el popular refrán: noches alegres, mañanas tristes… Pero para eso tenemos las dianas y pasacalles mañaneros, para traer de nuevo a la vida a todos aquellos que rebosan alegría con nocturnidad.
Estas festividades (que compartimos con otra cercana y también vinatera localidad, Haro) dejan espacio para momentos más emotivos, como la entrega de pañuelos a los nacidos durante el último año y un homenaje a nuestros mayores, la tremolación (o revoloteo) de la bandera como símbolo de veneración a la Virgen del Pilar y San Juan…
En definitiva, una semana en la que tendremos tiempo para todo y para todos: eventos musicales, gastronómicos, lúdicos, religiosos, para adultos y los más pequeños de la familia, momentos de reunión familiar y comidas de cuadrillas y amigos. Y todos estos momentos de alegría, risa y emoción no se perderán como lágrimas en la lluvia, sino que permanecerán grabados en nuestra memoria. Pues son esos momentos, en los que compartimos felicidad con quienes nos rodean, en los que el tiempo parece acelerarse tanto que siempre resultan breves, a los que recurriremos en los malos momentos y los que recordaremos cuando falten nuestros seres queridos.
Solo queda, por último, desear que el buen tiempo acompañe durante esas fechas para evitar quebraderos de cabeza tanto a nuestros viticultores como a todos los participantes en las festividades.