La cumbre del ciclo de la uva
Después de los controles de maduración previos que anuncian el óptimo estado del fruto, la uva blanca primero y posteriormente la tinta, se vendimian a lo largo de septiembre y, sobre todo, octubre.
La vendimia es el punto de partida de la elaboración, pero es la uva la que marcará la calidad de la cosecha.
Este proceso se realiza manual o mecánicamente, dependiendo de las varietales, la edad del viñedo o el tipo de plantación. Así, todas las viñas plantadas en «vaso» son vendimiadas a mano, con sumo cuidado pues suelen ser aquellas más longevas y de mayor calidad de la uva, pero de salud más precaria. Sin embargo, la viña más joven suele vendimiarse mecánicamente y a las horas más tempranas y tardías para preservar mejor la fruta y trasladar esa frescura rápidamente a bodega.
Comienza un duro trabajo en Bodega
La vendimia es, evidentemente, el momento más importante en el ciclo del vino. La recepción de la uva, el calor o el frío en la vendimia, la lluvia que retrasará la recolección disminuyendo el grado y afectando a la maduración… todo son variables que pueden marcar la calidad de la cosecha y por extensión, de los vinos.
Por el momento, todo ha ido muy bien en cuanto a salubridad y cantidad. La excelencia de la añada se irá comprobando a lo largo del año con la elaboración de los primeros tintos y blancos. Ahora comienzan las vigilias, los controles de temperatura y de todos aquellos parámetros que influyen en estos primeros pasos de la elaboración.
Son días de nervios y, pese al avance de la tecnología que nos permite adivinar el futuro del vino, de incertidumbre en cuanto a la calidad de la uva al final de todos los procesos. Es hora de soñar con una cosecha que sea calificada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen como extraordinaria, pero somos conscientes que eso sólo pasa en contadas ocasiones. Esperemos que este año sea uno de esos excepcionales.